Anoche...

Me desespero, me desesperas, me desespera que no conectes, que pasen las horas, los medios días, las noches, los días…y no saber de ti. Que sé que estás bien, que sé que siempre ha sido así, pero siempre ha sido así también que yo te espere ver conectado. Y tú no conectas, hoy no lo haces, y no te pregunté la última vez cuál era tu turno esta semana. Qué valiente soy, qué bien disimulo tu ausencia, qué bien he aprendido a no dejar que nadie note que me impacienta la falta de noticias tuyas, qué cansada estoy ya de todo esto…Y me niego a buscar una excusa para llamarte, para escribirte, para saber de ti, que si lo hago hoy, que si lo hubiese hecho estos años, no hubiese sabido dejar de hacerlo…y tú ya te habrías alejado, porque a ti hay que aprender a dejarte libre, que así es como vuelves, así es como reapareces con ganas, con fuerza y con sonrisas. Que de eso se trata, se trata de disimularlo todo, de hacer ver que mi mundo no gira en torno a ti, y siempre lo ha hecho sin ser yo querer admitirlo. Puede parecer que me estoy volviendo loca, pero no, no estoy más loca ahora que estos años atrás, simplemente ahora te lo explico sin explicártelo, te lo escribo sin darte a leer estas palabras.

 

Hay quien teme por mí, hay a quien le preocupa este amor que siento, hay quien dice saber que voy a sufrirlo (otra vez…), y probablemente no se equivoque. Algún día me he de cansar, no sé cuál será ese día, pero ha de llegar, será el día en que yo cansada de esperas, de reencuentros y despedidas, de ilusiones y fracasos, deje atrás una parte de mí para construir otra…No puedo no, me lo digo y no me lo creo ni yo, ¿hay amor tan profundo como para ser eterno? Mi experiencia me dice que no, que el amor se acaba, este sin embargo está ya durando demasiado…¿cuál será su fecha de caducidad?